La sangre sana y la buena circulación son vitales para el funcionamiento óptimo de todo el cuerpo, incluido el cerebro. La sangre circulante transporta nutrientes, incluido el oxígeno, a todas las células del cuerpo, mientras elimina las toxinas.
Aunque su cerebro solo representa un porcentaje muy pequeño del peso total de su cuerpo, se cree que utiliza alrededor del 15-20 por ciento de la producción de su corazón para administrar el oxígeno y la glucosa que su cerebro necesita para funcionar correctamente. Si se interrumpe la circulación sanguínea, puede causar daño al cerebro. Esto puede llevar a una serie de discapacidades de la función neurológica y otras condiciones adversas. Por otro lado, al mantener la salud de sus vasos sanguíneos, es posible que pueda evitar enfermedades como el Alzheimer y otros problemas de salud mental. Las dolencias físicas, incluidas las enfermedades cardíacas, los accidentes cerebrovasculares y la presión arterial alta, también podrían evitarse potencialmente.
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